La fuerza expresiva, su sello distintivo

La fuerza expresiva, su sello distintivo

En esta semana el Macay recibirá a Patricia Soriano

En días pasados, a través del Centro Virtual de Documentación e Información “La Ruptura” (Cevidi), tuvimos la oportunidad de platicar con la artista plástica Patricia Soriano en la ciudad de México. Muy amablemente nos dio la oportunidad de reunirnos en un punto neutral, un rasgo que se agradece sobremanera en una ciudad donde el tráfico rebasa la categoría de problema vehicular.

El tono suave y melodioso de su voz tiene su contraparte en unos vivos ojos verdes y una agudeza de conceptos. Patricia Soriano (19 de abril de 1964, D.F.) tiene una personalidad magnética y su historia personal no lo es menos.

Muchos artistas coinciden en que su vocación por el arte la definieron a edad temprana, pero en Patricia Soriano el recuerdo es clave. A la edad de cinco años, en una atmósfera familiar de músicos, o para precisar de roqueros, que también pintaban encontró un campo fértil para desarrollar su propia idea del arte: “Algo que recuerdo con mucho cariño es que el óleo me olía a carne dulce, yo decía: ‘Es que ese olor me apasiona, me gusta’ y cuando los veía pintar pensaba: ‘Yo también quiero ser como ellos, yo también quiero ser pintora’”.

Eran las explosivas décadas de 1960 y 1970 y en medio de todo lo que sucedía a su alrededor Patricia encontró en la soledad y el dibujo un espacio privado que le daba seguridad y protección. De ahí vinieron los años de formación hasta la elección de una carrera.

Su padre, quien fue el diseñador de la famosa bicicleta Vagabundo, veía en el talento artístico de su hija la posibilidad de desarrollar una empresa familiar, por ello Patricia optó por estudiar comunicación gráfica, decisión que sólo duró un año, porque el olor a “carne dulce” de los pigmentos del óleo ya estaba grabado en su ser.

Como gimnasia mental

Ingresó muy joven a la cátedra, baste decir que suma 25 años trabajando para la ENAP en la Facultad de Artes y 15 años para la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. En ambas instituciones imparte pintura y dibujo. La docencia es para ella una especie de gimnasia mental. “Los jóvenes siempre serán un cimiento de inquietudes y búsquedas, que pueden confrontar tus propias plataformas de conocimiento y las pueden romper e impulsar a que tengas una constante actividad de enriquecimiento visual y teórico, dadas sus expectativas que corresponden a su período generacional”.

“Es importante que un estudiante tenga los elementos sustanciales, como serían el apoyo teórico, la práctica y la conciencia de orden social”, explica.

Influencias

La obra de esta artista es para ser observada con detenimiento, claro, después de la dosis de sorpresa que puede causar la primera impresión en el espectador. Como guía, como huellas para acercarnos a su propuesta, se puede partir de algunas de sus influencias. Una de las más relevantes, o como ella misma señala “importantísima para su estilo de dibujo”, es Gilberto Aceves Navarro, “el dibujo entendido como una expresión autónoma, individual, sensible, conceptual. En mi caso personal mi dibujo recibió una sacudida y una revitalización importantísima”. Otro caso es el expresionismo de la gráfica de José Luis Cuevas: “Fue importante como referencia y como influencia para lograr distorsiones y transformaciones, nuevas maneras de entender la poética de una línea activa, que es dramática, que critica”. 

A finales de los 90, su obra citaba la estética del Medievo en paisajes, seres zoomórficos, con una paleta de colores tierra y con técnicas antiguas, pero que no dejaba de tocar elementos que tenían connotación autobiográfica. De este período creativo recordamos la exposición que presentó en el Museo Fernando García Ponce-Macay (1996), exposición numerosa en piezas y ciertamente variada en formatos: pequeños, medianos y grandes. Actualmente la obra de Patricia Soriano sigue siendo figurativa, pero en sus contenidos vemos un paisaje de apocalipsis, de deterioro, el cual se proyecta a diferentes plataformas, pues no sólo se palpa en la naturaleza, sino en la decadencia de los valores, de ahí la presencia de cuerpos mutilados, como una forma de denunciar la mutilación de una conciencia y de una nación.

Por Quintana Roo

A partir del próximo viernes 16, expondrá en el Museo Fernando García Ponce-Macay a través del colectivo Pracó, junto a artistas de la talla de Irma Palacios, Francisco y Alberto Castro Leñero, Gabriel Macotela, Teresa Zimbrón, Mauricio Colín y Claudia Luna Fuentes. “La obra de la exposición no sólo forma parte de un discurso individual sino que es un homenaje a la riqueza cultural de Quintana Roo, como una iniciativa no sólo de proyección al Estado sino también a nivel nacional e internacional”, detalló.

Trayectoria

Patricia Soriano ha recibido varios reconocimientos: IV Bienal Iberoamericana de Arte (1988), X Bienal Iberoamericana, en la que ganó la Medalla Goya (1998), y la Bienal Diego Rivera (1990), entre muchos otros reconocimientos y participaciones. La artista fue miembro del Sistema Nacional de Creadores en tres períodos y ha hecho trabajo social impartiendo talleres para niños en situación de desplazamientos de guerra o por pobreza.— Diana May, para “El Macay en la cultura” - 

Fuentes: Diario de Yucatán