Medalla a Pablo Ortiz Monasterio

Medalla a Pablo Ortiz Monasterio

“Fotografiar es el arte de escoger”, dice el mexicano

Inicio este texto con la noche madura. La hora aún parece ayer, pero ya es hoy: las tres de la mañana, más o menos. He soñado brevemente. He soñado imágenes en montones de millón, pero me quedo con ninguna. Quisiera despertar con una cámara fotográfica en las manos, con al menos una imagen presa de la lente. Pero si esto llegara a ser realidad, vendría otra cuestión. Querría en mis manos la mejor de todas las imágenes, aquella en donde, como en un cuadro, aparezca todo lo que deseo hacer perdurar. Se dice que se toma una fotografía para “eternizar el momento”. Cualquier persona que disponga de un artefacto fotográfico puede “hacer eterno” cualquier momento. Lo interesante, lo artístico de este lenguaje es decidir qué momento merece repetirse en una imagen hasta el infinito.

Hace poco, muy poco (como mi tiempo de sueño últimamente), anunciaron la condecoración a Pablo Ortiz Monasterio con la Medalla Bellas Artes en la categoría, ni nada más ni nada menos, de Artes visuales/Fotografía. Evidentemente fotógrafo, pero también promotor cultural, curador y editor. Acreedor también de la Medalla al Mérito Fotográfico del Sistema Nacional de Fototecas en 2014, en una entrevista para el INAH Pablo revela, reitera, respira decidido como un sueño profundo: “Fotografiar es el arte de escoger”.

Dice también que la fotografía es un lenguaje, que la belleza es solo un medio, que hay que conocer y reconocer lo que vemos en la imagen. Fotos, foto, fotografía, el grabado de la luz, una luz que cuenta historias. El cuadro conmueve por la invención; la fotografía, por la selección. Que el fotógrafo esté allí y el mundo esté también allí, coincidiendo; que al que tiene la cámara en las manos no le abandone el tiempo tan rápido y voraz; que el humano seleccione las partículas del mundo y, ahora sí, que sepa cuáles ‘eternizar’, es la actividad artística de la fotografía. Esto hacen Monasterio y muchos artistas de la lente.

Imágenes de Pablo Ortiz Monasterio como las de su obra “Muros de frontera” (2017) no solo muestran objetos y personas presentes en la línea fronteriza de Tijuana con los Estados Unidos. Se trata mucho más de ir ahí y escoger un buen ángulo, una buena luz y demás. La selección del lugar es ya de por sí muy significativa. Ahora, veamos el año en que estas fotografías fueron tomadas. ¿Cuál es el contexto que las acompaña? ¿Qué significa, en conjunto, todo lo que vemos, todo lo que vio Pablo en esa obra? Las respuestas dan claridad a la frase “la fotografía es un lenguaje”.

Hay una obra más: “Volando bajo” (1988). La menciono para concluir, porque la noche, como les decía, se aleja. Se aleja muy de cerca, como un revólver (o dos) apenas dibujado en la pared, apuntando a un cuerpo que salta. Yo veo en este cuerpo las costillas cubiertas apenas por la piel. Veo también el contorno de dos piernas como un triángulo perseguido, roto. Veo la calle sin su piso. Veo algún rincón que ignoro, y que sé, sin embargo, que existe. Veo al país como nunca lo he visto antes. Veo volar bajo la mejor selección de este sueño profundo que se llama México.

Felicidades a Pablo Ortiz Monasterio y a los otros galardonados con la Medalla Bellas Artes 2019: Bárbara Jacobs (Literatura), Luis de Tavira (Teatro), Rodolfo Reyes (Danza), Cristina Ortega y Javier Camarena (Música/Ópera), Agustín Hernández Navarro (Arquitectura) y Xavier Cortés Rocha (Arquitectura/Patrimonio). Invito, como siempre, a satisfacer la curiosidad de buscar estos nombres en su fuente de información preferida.— David S. Mayoral Bonilla para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán