Las bodas de plata de Sandra Nikolai

Las bodas de plata de Sandra Nikolai

La pintora, una de las maestras más persistentes

Hoy, mañana, pasado mañana, el siguiente día, la próxima semana, el siguiente mes. El año que viene, el lustro siguiente… diez años, veinte años, veinticinco. Así, sin parar, sucesivo, continuo, ininterrumpido. El mundo de la docencia no se detiene y cuando la maestra mira para atrás, cuando el profesor hace el recuento de su paso, el calendario le sorprende. Y entonces es cuando decimos: “¡Cuánto tiempo!”.

Así ha llegado la maestra Sandra Nikolai Gutiérrez a las llamadas “bodas de plata”, con su estudio de pintura, oloroso a trementina y aguarrás, lleno de color, atestado de bancas, caballetes, bastidores, materiales, y sobre todo siempre concurrido por sus alumnos y alumnas que la acompañan y la siguen, y donde todo mundo, sea cual fuere su edad o sus saberes, tiene cabida a la luz del mismo deseo: pintar, pintar y pintar.

Y es que Sandra piensa y asegura que cualquiera que lo desee puede experimentar el placer de la pintura y encontrar en ella una vía de expresión.

La educación artística de Sandra Nikolai se compone de una prolongada serie de talleres, diplomados y cursos teóricos y prácticos, tanto en instancias locales como fuera del país, en un continuo aprendizaje que tiene más de 50 años, cuando ingresó por vez primera a la Escuela de Bellas Artes en Mérida. Desde entonces y hasta la fecha no deja de estudiar, de aprender y documentarse, a través del camino de una libre formación autónoma.

Así que después de trabajar en otros talleres y espacios, esa opción es la que ella eligió hace dos décadas y media, en 1994, al abrir a la comunidad las puertas de su propio estudio de pintura y continuar la senda de maestras yucatecas como Cristina Farfán Manzanilla, quien cofundó la escuela “La Siempreviva” y dio clases de pintura a principios de la década de los 70 del siglo XIX; Ana María Gutiérrez de Cano, quien tuvo en Mérida una academia de pintura que persistió hasta 1942, o la alumna más aventajada de ésta, Amalia Casado de Baquedano, quien también fue profesora durante varios años y a quien sus alumnas todavía recuerdan en la actualidad.

Muy joven, Sandra fue una de las artistas mujeres incorporadas en la relación de autores reseñados en la “Historia de las artes plásticas, de 1944 hasta nuestros días”, obra de Roldán Peniche y publicada en el tomo XII de la Enciclopedia Yucatanense, en la edición de 1981. Lleva más de 40 años trabajando como artista plástica, con 15 exposiciones individuales y más de 120 colectivas en varios estados de la República Mexicana y en Ciudad de México.

A lo largo de todos estos años, a la vez que ha hecho transitar su propio estilo de creación por temas y contenidos distintos, ha conducido su trabajo docente, que el 29 de septiembre cumplió 25 años de persistente e ininterrumpida labor.

En mayo pasado, como ha sido a lo largo de la última década, se inauguró en el Centro Cultural de la Universidad Modelo la exposición “El arte es una línea alrededor de tus pensamientos”, en homenaje a Gustav Klimt. La obra de sus alumnos, tan variada como diversa, se pudo ver en el hall del centro cultural: obra infantil, ingenua y espontánea; obra juvenil que mostraba la pericia de quien domina paulatinamente la técnica; obra adulta que se asienta en la madurez. Obra reunida bajo el membrete de 2018 y 2019 pero que en realidad recuenta la cuarta parte de un siglo de cientos y cientos de estudiantes de la maestra Sandra, reunidos para pintar sin más obligación que la del gozo y el aprendizaje compartido. Desde esta columna, el Museo Fernando García Ponce-Macay felicita a la maestra Sandra por este emblemático aniversario y se suma a la celebración.— María Teresa Mézquita Méndez para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán