Bodas de plata de La Ruptura

Bodas de plata de La Ruptura

“Recuento” de 1994 a 2019 en el Museo Macay

El mes pasado se inauguró “Recuento (1994-2019)”, una exposición/homenaje que el Museo Fernando García Ponce realizó a la comunidad artística que ha expuesto en este recinto a lo largo de un cuarto de siglo de su fundación.

Recorrer las seis salas y expoforo con las más de doscientas obras me evocó inevitablemente al “dim sum” (點心), ágape cantonés cuyo significado es “que toca el corazón”. Se trata de un amplio abanico de propuestas para el desayuno o almuerzo que comenzó a popularizarse a raíz de la Ruta de la seda y que actualmente es sinónimo de un banquete familiar que acompaña a la costumbre de beber té (“yum cha” o 飲茶).

Ambas nociones me llevaron a considerar que por los 3,500 m2 del museo han transitado cerca de dos millones de visitantes, quienes ubican este espacio situado en el corazón del centro histórico de nuestra ciudad, como un elemento del pensamiento colectivo yucateco contemporáneo.

El recorrido de “Recuento (1994-2019) inicia en la sala 8, donde se ubica una hoja de sala en la que podemos leer los nombres de los creadores que han expuesto de manera individual y, para propósitos de esta columna, tamizar aquellos cuya obra es objeto de estudio del Centro Virtual de Documentación e Información “La Ruptura” (Cevidi).

La museografía no obedece a un orden cronológico, sino más bien se trata de una antología, por lo que están en la sala 11 BIS a todos los integrantes del núcleo duro de La Ruptura: Lilia Carrillo, José Luis Cuevas, Enrique Echeverría, Manuel Felguérez, Fernando García Ponce, Alberto Gironella, Gabriel Ramírez, Vicente Rojo, Roger von Gunten y Vlady.

En el camino para llegar a sus obras se encuentran, en una vitrina, cuatro piezas de cerámica de alta temperatura y un grabado de Francisco Toledo con figuras de animales, los cuales, desde su cultura juchiteca desempeñan un papel crucial. En ese mismo espacio, también noto un guiño del curador, quien ubicó en paredes opuestas un óleo de Gabriel Macotela y una obra de arte objeto de Yani Pecanins. Ambos creadores compartieron su vida y proyectos como fue la galería “El Archivero”. Sonrío y suspiro por Yani, cuyo reciente deceso entristeció a todos quienes la conocieron personalmente y por medio de su obra.

Ya en la sala 11 BIS me encuentro con “El juego de la doble memoria”, una serigrafía que Vicente Rojo realizó en 1972, y con el óleo “Negación 26”. Ambas piezas además de ser testigos de su labor cultural e intelectual flanquean una serigrafía que Manuel Felguérez produjo en 1975 como parte de su búsqueda sobre el empleo de la computadora en el diseño artístico: “Máquina estética”. A su lado se encuentra un grabado de José Luis Cuevas sin título y de 1998.

Continúo mi recorrido y estoy enfrente de “Rojo sobre negro”, el cual revela la maestría de Fernando García Ponce para manejar el collage, el medio que más desarrolló y que manejó de manera única en México. Le acompaña “Illa”, una de las flores imaginarias que Enrique Echeverría estampó en óleo dos años antes de su temprano fallecimiento. Ambos creadores iniciaron su trayectoria a principios de los cincuenta y a finales de esa misma década se asentaron sin titubeos en pos de la autonomía estética. En esta exposición se ha seleccionado una naturaleza muerta de Lilia Carrillo, cuyas formas geométricas en tonos ocres se confrontan con el azul del cielo de “Bláfjall” (Islandia) de Roger von Gunten y el verde y el amarillo de “Pintor gordo con tres sillas y tres bichos” de Gabriel Ramírez.

En esta sala, además de los artistas de La Ruptura, también se congregan una decena más de creadores que confluyeron en la historia del arte moderno y contemporáneo mexicano como por ejemplo Chucho Reyes, Carlos Mérida, Alfredo Zalce, Juan Soriano, Brian Nissen y Gustavo Pérez. Sin embargo, nuestro banquete está por concluir, por lo que dejaremos pendiente su degustación.— Addy Cauich Pasos para El Macay en la Cultura

Fuentes: Diario de Yucatán