La cultura para vivir mejor juntos

La cultura para vivir mejor juntos

Día mundial para reflexionar sobre varias inquietudes

¿Otro día internacional de algo nuevo? ¿Ahora “día internacional” de qué? Seguramente nos hemos preguntado la razón de los tantos “días internacionales” y su verdadera utilidad o provecho. A esta pregunta la Asamblea General de las Naciones Unidas responde que en cada coyuntura temporal específica se invita a la comunidad internacional a realizar “actividades dirigidas a sensibilizar la opinión pública” relacionadas con el asunto del que se realiza la conmemoración.

Así fue que en 2001 se realizó la Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural y a partir de entonces se proclamó el 21 de mayo como el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, fecha que brinda una oportunidad de reflexionar con mayor profundidad en la gran variedad y riqueza de valores de las múltiples manifestaciones culturales universales a fin de “vivir mejor todos juntos”.

El tema de la cultura como elemento favorecedor de una atmósfera de convivencia y encuentro más igualitaria, tolerante, respetuosa y “mejor” ha sido abordado desde hace tiempo y las perspectivas pueden ser radicales: desde el considerarlo mágicamente una panacea para conflictos económicos y de desigualdad y fenómenos de violencia con la fórmula de que “un niño que toca un instrumento cuando sea un joven nunca disparará un arma”, hasta eliminarlo de un plumazo —por costoso— de las partidas presupuestales, o bien darle un giro, interesante por cierto, desde los programas públicos institucionales intentando (o inventando) fórmulas que fuerzan la creación artística necesariamente con un compromiso de índole social (se preconiza lo social sobre lo artístico) y cuyos resultados pueden ser muy afortunados aunque todavía en varios casos estén en períodos experimentales.

En fin, que el panorama es complicado pero afortunadamente —y para eso están en parte las fechas conmemorativas— hay la coyuntura de la discusión y el diálogo para formularnos nuevas preguntas sobre la mesa en torno a los espacios de divulgación, protección y apoyo que existen para el conocimiento mutuo en un marco de inmensa diversidad cultural.

En 2016 se celebró en Mérida y en el marco de la Filey el II Encuentro de Periodismo Cultural. Uno de los ponentes invitados, Sergio Raúl López, de las revistas “Cine Toma” y “Replicante”, en la mesa “Cultura y fenómenos de violencia”, presentó una ponencia llamada “La violencia cultural por todos asumida” en la que citó al pensador judío George Steiner, quien hablaba de un gran virtuoso pianista franco alemán quien, mientras de día llevaba a los prisioneros al campo de exterminio, de noche tocaba a Claude Debussy.

“La ciencia”, observa, “no nos ha dado protección alguna contra lo inhumano, ni la gran lectura ni la gran música ni el arte tampoco han podido impedir la barbarie total: han llegado a ser el ornamento de esa barbarie”. Es decir, señala, “la alta cultura acompañó al Tercer Reich como un adorno necesario: era la estética de lo magnánimo, acompañando los discursos grandilocuentes y una careta civilizada en la que se mostraba una gran cercanía al arte y a la cultura”.

Por ello, decía el periodista, es necesario intentar definir la violencia desde el ámbito de la cultura y en ella las exclusiones, las posturas que radicalizan, ya sean desde el eurocentrismo, ya desde el chauvinismo cultural, las generalizaciones irresponsables y las soluciones improvisadas y repentistas para problemas que requieren acciones más de fondo.

Un camino para ello, y que debe ir más allá de las solas celebraciones, es el de la búsqueda de soluciones en el enclave de la conmemoración simbólica. Un Día de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo protagonizado por verdaderos representantes de la diversidad cultural, en el que el diálogo auténtico se privilegie sobre los discursos bien intencionados y en el cual el desarrollo, en su sentido más puro y menos grandilocuente, menos superfluo, sea el verdadero motivo de la búsqueda de ese “estar mejor”.— María Teresa Mézquita Méndez para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán