El libro es una fuente de infinitos horizontes

El libro es una fuente de infinitos horizontes

Las apreciaciones de un pintor y un escritor se nutren

Celebrar el 12 de noviembre, el Día Nacional del Libro, implica rememorar el nacimiento de la poeta novohispana Sor Juana Inés de la Cruz y su gran interés por el conocimiento y los libros a pesar de las dificultades de la época. Los libros, para muchos escritores, han tenido una función reveladora y libertaria ocupando un lugar significativo.

“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro”. Estas palabras fueron parte del discurso que el poeta Federico García Lorca pronunció en la inauguración de una biblioteca en su pueblo natal; misma cita es recuperada por el escritor Arnoldo Kraus y el pintor Vicente Rojo en “Apología del libro”, obra que reflexiona y propone una apreciación artística muy particular desde el arte y la literatura.

El escritor advierte, desde la intimidad de su experiencia, que el libro juega el papel de cómplice, de adicción, pero también aquel que funciona como regalo o acumulador de polvo, de tiempo. La disertación de Arnoldo Kraus postula al libro como horizonte y encuentra sentido en la historia del escritor ruso Fedor Dostoyevski cuando es encarcelado en Siberia y solo desea tener libros para ser libre.

La intervención de Vicente Rojo, pintor perteneciente a la Generación de la Ruptura, propone otro horizonte, una hebra de color e imagen que se urde entre las páginas del libro. El acompañamiento del artista español ofrece una mirada donde la geometría y los colores azul, blanco y rojo no solo permiten complementar la imagen y las palabras en el libro, sino obtener un discurso estético diferente. Asimismo, las piezas que ofrece el pintor albergan la cercanía de objetos personales o afines donde se puede observar las iniciales A.K. o el estetoscopio del médico Kraus.

Además de proponer al libro como objeto de arte, el escritor percibe el caos como una forma de encontrar la obra indicada. “El libro perdido siempre es indispensable: los que están a la mano sirven menos”. Esta aseveración permite al autor encausar la reflexión a los libros impresos y digitales, donde encuentra complicado una simbiosis que conserve la intimidad del papel y facilidad de la tecnología.

A pesar de que encuentra fascinante a Marshall McLuhan y el cambio hacia las nuevas formas de comunicación, el escritor regresa a la práctica básica del trueque. Esta práctica se entorpece con los dispositivos electrónicos, ya que no permite encontrar la esencia de quien realizó la primera lectura.

Los autores culminan reafirmando la permanencia del libro: “Los libros no son finitos, no mueren. Todos sus elementos cuentan algo”. Esta conclusión incita a repensar la forma como se concibe al libro, no solo como fuente de información sino como infinitos horizontes.

Apología del libro de Vicente Rojo y Arnoldo Kraus forma parte del acervo de libre consulta del Centro Virtual de Documentación e Información de la Ruptura donde preservan y difunden documentación relacionada con la Generación de la Ruptura. El Cevidi se encuentra en las instalaciones del Museo Fernando García Ponce MACAY, su acceso es libre en horario de lunes a viernes de 10 a 18 horas, con excepción del día martes que permanece cerrado.— Gabriela Trinidad Baños para El Macay en la Cultura

Fuentes: Diario de Yucatán