Alerta María José de Simón de los daños al planeta

Alerta María José de Simón de los daños al planeta

Un orden para el caos

Si hace 15 días hablábamos sobre “La huella irracional”, exposición de Jeanette Betancourt que invita a una mirada sobre las poco optimistas expectativas científicas para el futuro del orbe y la evolución, hoy continuamos ese discurso de invitación a la conciencia con la obra de María José de Simón, quien expone igualmente en el Macay, en las salas 10 y 11, y quien también comunica a través de su exposición “Materia animada” su preocupación por el daño ya irreversible al medio ambiente del planeta, la desaparición de especies vegetales y la inminente predominancia del caos.

Con respecto a la técnica, lo que más llama la atención del trabajo de María José de Simón es que logra reordenar elementos dispersos y diversos provenientes de ese caos para reorganizarlos y generar con ellos una noción inusitada y estética de un nuevo orden. Parecería un afán de restaurar, de reestablecer —si cabe, aunque sea imposible— a su condición original, digna y noble, a los que hoy son materiales de desecho, despojos en su mayoría vegetales y provenientes de madera o bien de productos a su vez hechos con restos de madera ya reciclados, como aglomerados y prensados.

Esto se hace obvio cuando en “Materia animada” María José hace ver que de la violenta agresión a la que hoy está sometida la naturaleza por parte de los humanos la que ella considera peor es la que consiste en el ataque a los árboles, talados y retirados de los bosques, estos últimos cada vez más reducidos.

Por eso no sorprende encontrar piezas completas hechas con cortes circulares de cadáveres de árboles, astillas, virutas y pedacería ensamblada que al ordenarse de nuevo, como hemos dicho, cobram nueva fuerza y regresam al escenario para recordar al espectador que algún día fueron vida y que ya no regresarán jamás a ese estado de “Materia animada”, como sí lo fueron antes de ser víctimas de la deforestación.

Estilo abstracto
El visitante a la sala se encontrará con pintura predominantemente abstracta sobre lienzo, piezas escultóricas construidas con materiales mixtos —pero todas resultantes de hallazgos a su paso, en la basura, en los sitios de acumulación de cacharros y materiales de desecho— y trabajos tridimensionales montados en la pared, a manera de “cuadros” sin precisamente serlo, pero cuya estructura de piezas ensambladas se aproxima también al trabajo bidimensional y para cuya denominación la artista utiliza las palabras “mermario” y “modulario”.

La colección incluye alrededor de 40 piezas que asaltan la mirada con su volumen, su coloración violenta y su acumulación de fragmentos que contienen implícito el fuerte mensaje de la cultura desechable y del desperdicio: es la exhibición de los detritos de la humanidad, flores mortales del consumismo.

Finalmente, el observador con referencias podrá notar lo que ya han señalado oportunamente Luis Rius Caso y Santiago Espinosa de los Monteros: el primero, que “al situarla en un mapa genealógico, la pintura de esta artista registra reminiscencias de la abstracción lírica-gestual y de otras tendencias asociables a la geometría sensible” y que, aunque se hallen esas trazas en su ADN artístico, y ciertas reminiscencias de los grandes abstractos españoles (Tápies, Rafols Casamada, Hernández Pijoan), esta influencia no resulta obvia sino que sus antecesores solamente hacen un guiño en la obra de la artista “a través de las maneras de percibir un espacio, resolverlo, darle cuerpo y dejarlo para que ande solo su propio camino”.

Más información sobre la artista visual en www.mariajosedesimon.com.— María Teresa Mézquita Méndez para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán