La fotografía de Julio Camil llega al museo Macay

La fotografía de Julio Camil llega al museo Macay

Invita a explorar su “Universo”

La exposición temporal “Universo”, de Julio Camil, que actualmente se presenta en el Museo Fernando García Ponce-Macay, encuentra en la fotografía la forma de inmortalizar momentos alrededor del mundo.

La obra, ubicada en la sala 8 bis, se compone de 19 piezas que retratan la belleza de distintos lugares y personas. La materia, la energía y el espacio que confluyen en la obra del fotógrafo detienen al espectador en un tiempo estético irrepetible.

El trabajo de Camil lo ha llevado a visitar lugares como la Sierra Tarahumara, donde dirigió un documental; El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Brasil, donde desempeñó la fotografía independiente.

Sus fotografías también se han expuesto en la Librairie Francaise de Ciudad de México; en la Galería Metropolitana de Ciudad de México y en el Bar-Galería del barrio La Latina en Madrid, España, entre otros.

Ya sea desde las dunas del Sahara hasta la costa de España, la exposición de Julio Camil invita a mirar más allá de lo evidente, a señalar en su obra los elementos del universo, así como también contener la fugacidad y diseccionarla. Entre las piezas expuestas del fotógrafo y director se encuentran “Mujer de barrio alto, Lisboa, Portugal”, “Iglesia, Estado de México” y “Mar de Santander, España”. Aunque quizá se puede asumir el contenido de cada pieza, la belleza de las fotografías reside en la composición donde las formas, los colores y la materia evolucionan como parte de su naturaleza.

Pero la exposición no solo evidencia lo concreto, sino también el tiempo que se esconde en lo estático. Las historias que llevan al artista a pulir la mirada y apretar el disparador.

Si bien las piezas fotográficas que retratan el mar, el atardecer y el desierto causan una gran impresión, la obra “Vaqueros, rancho, Chihuahua” logra destacar de las demás. La lucidez de la imagen muestra en un plano medio a dos hombres delante de una pared de ladrillos rojos. El hombre más joven usa sombrero y luce un bigote y barba negra que hacen juego con el fondo de su chamarra gris; debajo de ésta solo se divisa el cuello de una camisa blanca con algunas manchas en la solapa. A su lado, un hombre mayor con sombrero usa una camisa roja y un paliacate desgastado, en el pecho se advierte el uso de una camiseta blanca.

Lo fantástico de la fotografía es que no solo muestra al vaquero con su vestimenta en su contexto, sino que cada detalle desnuda una realidad que pasa desapercibida, cada detalle implica asumir el tiempo. El tiempo en la ropa desgastada por tanto trabajo de sol a sol, el tiempo en el que las canas se hicieron evidentes, el instante en el que el ceño se tatuó en la frente. La distancia entre un bigote negro y uno gris. Así pues, el artista plasma en la memoria artificial el momento único e irrepetible en el que esos dos vaqueros se situaron delante de una pared roja y miraron fijamente a la cámara.

La exposición de Julio Camil es una obra que en su apariencia simple esconde una complejidad que se devela por los detalles, pero también por la naturalidad de las fotografías.— Gabriela Trinidad Baños para “El Macay en la cultura”

Fuentes: Diario de Yucatán