El juego de la lógica

Salas 6, 7 y 8 bis
Todo el departamento de Angélica Carrasco está puesto en función de su taller: las paredes cubiertas de piso a techo por sus obras más recientes, una gran mesa colmada de papeles que giran en torno de las obras, libros, poemarios y muchas cosas más que hacen el imaginario visual de esta autora . En un segundo espacio, el que correspondería a una de las recámaras, está la mesa en la que Angélica, con sus insólitos enseres, realiza sus obras. Entonces surge ahí la base en la que van quedando los residuos de la acción y que forman una suerte de paisaje abstracto con leves, levísimos destellos del paisaje mimético.
 
El grabado, su imagen, se resuelve mediante la incisión en una placa que puede ser de madera o metal, es decir, a través de las técnicas originales de occidente: el aguafuerte, la punta seca y el aguatinta. Después de haber sido una excelente grabadora, Angélica denomina a su obra actual “gráfica híbrida”, un procedimiento que viene del siglo XIX, desde la aparición de la fotolitografía y de los sistemas planográficos, que reconsidera e integra, con los materiales de nuestro tiempo, un proceso y una técnica personal adecuada a diferentes momentos expresivos.
 
Quien se atreva a sumergirse en el taller de Angélica puede llegar a sentirse inmerso en una caja de sorpresas por la que su protagonista se mueve como un remolino que va y viene recogiendo aquí y allá trapos con distintas texturas, juguetes con rueditas que servirán para dar determinados efectos, pelotas para perros, coladores de distintos tamaños y cuencos de cerámica convertidos en pequeñas obras de arte y más, mucho más.
 
Esas y otras son las herramientas que usa la Alicia de Lewis Carroll convertida de pronto en Angélica para retransformarse en el “despiadado país de las maravillas” de Murakami, allí donde Angélica mezcla a la Alejandra Pizarnik de la novela La condesa sangrienta con la Danza de la muerte de Holbein porque la Pizarnik menciona la danza de la muerte para que Cortázar le escriba desde París una carta después de uno de sus intentos de suicidio, diciéndole más o menos con estas palabras: ven con nosotros, aquí siempre habrá una silla para vos.
 
Angélica se atreve a decir que, de Picasso, sólo le gusta el Guernica y muestra una magnífica paráfrasis del gran cuadro hecha por ella y vuelve a la mesa llena de papeles y saca un espejo y recuerda, con la voz levemente quebrada por la emoción y la memoria de viejas opacidades y dolores, que alguna vez se miró en el espejo y no se reconoció.
 
Lelia Driben. Ciudad de México, julio de 2013.

Acerca de Angélica Carrasco

Angélica Carrasco (México, DF, 1967) estudia la licenciatura en Grabado en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. Estudia y trabaja gráfica en la Academia de San Carlos, UNAM. Su interés en la docencia y la educación artística la llevan a estudiar diferentes seminarios y diplomados dirigidos a la educación artística de la gráfica.

Ha desarrollado proyectos para el fomento y difusión de la gráfica mexicana dentro del Programa Nacional de Educación por el Arte. Desde 1995 es miembro de la Sociedad de Grabadores de California, U.S.A. donde participa en diferentes exposiciones colectivas de Norteamérica y Europa. Actualmente pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte.

-Angélica Carrasco