UN CIERTO PERIODO
Sin duda, el tiempo es un cauce que todo lo llena. Arno Avilés nos ofrece una muestra que representa su búsqueda e interacción con las artes plásticas en un periodo de aproximadamente diez años de trabajo y que resulta un registro de la exploración de su lenguaje escultórico, el cual refiere lo abstracto, lo orgánico, lo figurativo. El trabajo que realiza podría entenderse como un arte clásico, en cuanto a que toma como punto de partida la reflexión y el uso de formas simples, planteamientos básicos del arte de cualquier época: el círculo, la línea recta, la espiral, la columna… Además, la disciplina a la que recurre para su discurso es la talla en piedra, que supone un reto en sí por su rigor y exigencias, un arte milenario y universal que ha registrado el paso de la humanidad sobre la tierra.
El trabajo de Arno persigue constantemente una confrontación hacia su propia percepción: se plantea retos deliberados con la materialidad contundente del mineral.
Proyectadas las ideas, da un cuidadoso seguimiento a su ejecución, sin apurar, sin dar lugar a precipitaciones, en una labor que se antoja cuando menos desfasada para las exigencias de este tiempo. El paso del cincel y el martillo no cesa; a veces, es intermitente, pero al cabo llega a la cita, al punto donde la piedra indica, y obtiene la pieza del proceso del trabajo plástico, que resulta ser parte de un trayecto que no concluye, aunque de vez en vez deja registros en el tiempo.
Puede decirse que Arno Avilés es un artista convencional, en el sentido de que busca la elegía, dirige su vista hacia el misterio, cree en las evocaciones inspiradoras, y es impulsado por el juego y por el gusto. Acaso lo que busca este autor en su escultura es lo que siempre ha intentado encontrar todo artista, aunque probablemente no se lo proponga así: la manifestación del espíritu, el espíritu que anima todas las cosas.
Juan Ventura
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Vibraciones Minerales
Salas 11 y 11 bis