Exponen jóvenes fotógrafos en el Macay

Exponen jóvenes fotógrafos en el Macay

La exposición colectiva, “El deletreo de la intimidad”, será inaugurada este jueves 25 de abril en Mérida, Yucatán, en la sala dedicada a la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), del Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (MACAY a las 20:0hrs.

Marco Díaz Güemez, titular del Centro de Investigación en Artes Visuales (CINAV) de la ESAY, destaca que los integrantes del Taller de Fotografía demuestran cómo la intimidad recorre sus propuestas, volcando un aspecto reconocible de esa morada de la que parte la identidad.

Se podría decir, agregó el investigador, que han hecho el trabajo, a través de proyectos fotográficos, de deletrearnos el alfabeto de ese idioma que tenemos en común, la intimidad.

Para Ileana Cabrera, una de las que integran la exposición, cuya curadora es la maestra Mina Bárcenas, la epopeya de una dulce historia de amor es lo último que se resiste a desaparecer en una memoria que se va apagando.

En la obra de Angélica Cano, el sueño propio y sus interpretaciones, la llevan a fabricar al detalle su mundo interior y subconsciente. Con las imágenes de Andrés Castillo la ausencia es una presencia; la materia del espacio se revela cuando su dueño próximo desaparece.

Alexis Ponce recorre el mundo virtual construyéndose personajes alternos a lo real, desdoblando su identidad. En la propuesta de Mariana Sánchez, el estudio de una personalidad urbana se asoma a una amplia e íntima morada. Para Sofía Vital, dos momentos distintos se corresponden en un juego de pares a petición y satisfacción del subconsciente.

De la fotografía, como extensión humana, se dice que es una mirada y es tan cierto que nos lleva a la suprema morada de todo hombre o mujer que la practique. Su intimidad queda impresa como un tipo móvil, letra por letra.

Por ello, el ejecutante de foto sabe, como Jacques Derrida, que nunca se habla más que una sola lengua, que no existe un idioma puro, porque la foto es, consecuentemente, la escritura de la anamnesis de toda intimidad.


EL DELETREO DE LA INTIMIDAD

Mi monolingüismo mora en mí y lo llamo mi morada;
lo siento como tal, permanezco en él y lo habito. Jacques Derrida

La intimidad es la lengua común, el auténtico koiné humano. En ese sentido, parafraseando a Derrida, somos monolingües y en ese monolingüismo somos lo que así somos. La intimidad no es un pedazo de espacio, sino una morada. Fuera de ella, dejamos de ser. El mundo Post Guerra Fría, que se ha construido a base de relaciones tecnológicas, ha pretendido que disolvamos las naturales diferencias culturales. En tal mundo, la intimidad ha sido puesta a prueba y se ha convertido en la última trinchera del deber ser.

En esta exposición del Taller de Fotografía del Área de Artes Visuales de la ESAY, curada por su responsable la maestra Mina Bárcenas, el lenguaje de la intimidad recorre cada propuesta de cada alumno, volcando un aspecto reconocible de esa morada de la que parte la identidad. Se podría decir que han hecho el trabajo, a través de proyectos fotográficos, de deletrearnos el alfabeto de ese idioma que tenemos en común.

Para Ileana Cabrera, la epopeya de una dulce historia de amor es lo último que se resiste a desaparecer en una memoria que se va apagando. En Angélica Cano, el sueño propio, y sus interpretaciones, la llevan a fabricar al detalle su mundo interior y subconsciente. Para Andrés Castillo, la ausencia es una presencia; la materia del espacio se revela cuando su dueño próximo desaparece. Alexis Ponce recorre el mundo virtual construyéndose personajes alternos al mundo real, desdoblando su identidad. En Mariana Sánchez, el estudio de una personalidad urbana se asoma a una amplia e íntima morada. Para Sofía Vital, dos momentos distintos se corresponden en un juego de pares a petición y satisfacción del subconsciente.

De la fotografía, como extensión humana, se dice que es una mirada, y es tan cierto que nos lleva a la suprema morada de todo hombre o mujer que la practique. Su intimidad queda impresa como un tipo móvil, letra por letra. Por ello, el ejecutante de foto sabe, como Derrida, que nunca se habla más que una sola lengua (pero) nunca se habla una sola lengua. Porque la foto es, consecuentemente, la escritura de la anamnesis de toda intimidad. Marco Díaz Güemez

Fuentes: Origama, Punto Medio