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Castellanos: grabado para siempre
La memoria permanente, el recuerdo, el testimonio y preservación del presente para la posteridad y las acciones en conmemoración del pasado son parte indispensable de la construcción de nuestra identidad. En buena parte nos explicamos y sabemos quiénes somos gracias a quienes existieron antes que nosotros y ya partieron de este mundo, pero todavía están presentes en sus obras, elocuentes voceras del autor que las imaginó la primera vez y las hizo realidad para dejarlas en herencia.
Jaime Castellanos Reyes, artista visual activo en las últimas décadas del siglo XX en Yucatán, estuvo presente en el Macay desde los primeros años de existencia del museo y participó en numerosas exposiciones de obra gráfica.
Si bien Castellanos también pintaba con diversos lenguajes plásticos, fue más conocido por su obra gráfica, disciplina de la cual también fue incansable promotor en tiempos aún más difíciles que los actuales. Entre otras actividades fue el primer responsable del taller de grabado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán, en el año 1994. Igualmente, se le ha recordado con la creación de una muestra internacional que lleva su nombre y cuya segunda edición fue realizada en los meses de junio y julio de 2012 y en la que participan varias instituciones.
Y hoy es precisamente con grabados y una pintura que la memoria de Jaime Castellanos regresa al Macay. Su lenguaje estético, de fuerte contenido simbólico, acude a recursos del diseño gráfico como el uso de motivos repetitivos, de ritmo progresivo y constante. Y sin apartarse de la figuración, el extinto grabador supo introducir, a la par que otros mensajes, un trasfondo enigmático en rostros y figuras, en elementos ocultos y en siluetas veladas.
Hoy que las nuevas generaciones, talleres y colectivos vuelven otra vez los ojos a las técnicas tradicionales y recuperan paulatinamente las técnicas del grabado que han mantenido vivas unos cuantos maestros tenaces, otro paso más en este progreso es la preservación del recuerdo y el homenaje a la huella indeleble de uno de sus impulsores en Yucatán.
María Teresa Mézquita Méndez